lunes, 26 de mayo de 2008

Destrucción Gutural


Lunes 19 de mayo. Son las 7 de la tarde y el cielo barcelonés se muestra reacio a mostrar los cuatro débiles rayos de sol que ocultan unas amenazadoras nubes grises. Una bonita tarde de tintes apocalípticos, y todavía no tengo la entrada para Napalm Death. De hecho ni siquiera sé a qué hora van a tocar. Pese a mis indagaciones en la red, no he sido capaz de encontrar ni un miserable horario. Sólo sé que será en la sala Mephisto, local que ya visitaron en 2006. Desconozco su ubicación exacta. Pero de esto ya me ocuparé más tarde. Me dirijo a la metalera calle Tallers con la esperanza de encontrar entradas en alguna de sus numerosas tiendas de música. Nada, demasiado tarde, hay que comprarlas en taquilla. Ahora coge el metro hasta Llacuna, pregunta en un bar dónde está la sala Mephisto y camina hasta el lugar indicado. Una veintena de personas esperan en la puerta. La mayoría sin entrada, esperando a que abran las taquillas. Por los comentarios que oigo, los hay que se han enterado hace unas horas de que se iba a celebrar este concierto. Un acontecimiento bastante importante en la escena del metal extremo: los legendarios Napalm Death, los contundentes Suffocation y los desconocidos Warbringer, que prometen porque las letras de su logotipo son bastante mareantes y retorcidas, como debe ser. Lo sé porque hay carteles en la pared.


Como éste pero con la hora de apertura de puertas: 20.30. A las ocho abren la taquilla, y poco después, la puerta. Todavía quedan entradas para todo el mundo. Entro y a las 20.15 la sala está prácticamente vacía. Lo primero que pienso es que la sala Mephisto es demasiado pequeña para un grupo con la trayectoria de Napalm Death. Ellos fundaron hace casi 30 años el grindcore, sub-subgénero proveniente del hardcore punk. Su estilo, de los más duros y agresivos que existen, combina la guturalidad del death metal con una velocidad extenuante y diversos elementos que proporcionan un ambiente satánico y ruidoso: guitarras distorsionadas, batería superacelerada, chillidos. Todo un espectáculo que merece la pena ver. Embriagado de estos pensamientos, tardo en reaccionar cuando me doy cuenta que cinco jóvenes melenudos han subido al escenario y están realizando pruebas de sonido. La sala se ha llenado bastante, supera ya la media entrada, y los Warbringer van a empezar su actuación. Que ellos mismos hagan las pruebas de sonido indica que se trata de una banda bastante underground. El cantante –lo reconozco porque es el único que no tiene entre manos un instrumento- lleva una camiseta de Sepultura, ídolos del Thrash Metal. El bajista lleva una camiseta de Thin Lizzy, banda de rock de los 70. La influencia de Phil Lynott, fallecido bajista, cantante y líder del grupo, siempre es una buena garantía. Warbringer empieza a tocar ante la indiferencia del público, que no presta mucha atención al thrash metal ochentero disparado a discreción desde el escenario. Esto no influye en el ánimo del grupo: el cantante y uno de los dos guitarristas se muestran francamente motivados, según revelan sus pintorescas expresiones faciales. Voz chillona y rasgada, virtuosismo guitarrero y velocidad. Clásico y bien ejecutado. En una primera interacción con el público, el vocalista revela que el grupo viene de Los Angeles, California. Habla a gritos, casi como si cantara, e intenta sin mucho éxito enchufar vitalidad a la audiencia. “Escribimos una nueva canción antes de salir de gira”, dice el cantante (en inglés, obviamente), “¿queréis oírla?”. Indiferencia. “He dicho, ¿queréis oírla?” “Yeah, we want to hear it”, responde alguien con desgana. Hacia el final de la actuación, el ambiente se caldea un poco. Se forma un circle pit de unas cuatro personas y un chico sube al escenario para luego lanzarse desde él. No hay seguridad ni sobre el escenario ni frente a él, pero esto poco les parece importar a los miembros de Warbringer.


Al finalizar la actuación de los californianos, la sala prácticamente se ha llenado por completo. Mientras espero a Suffocation, me fijo en la gente que tengo alrededor. Sorprendentemente, hay casi más gente con el pelo corto y, en ocasiones, gorra que metaleros melenudos. Se ven bastantes camisetas de Napalm Death, pero también de otros grupos de heavy e incluso de punk: desde Motörhead, Metallica y Machine Head hasta Sex Pistols y Exploited. Salen al escenario los neoyorquinos Suffocation. Se nota en el ambiente que el público está expectante. Hay gente con camisetas del grupo, aunque no son mayoría. La gente encara el escenario. El estilo de Suffocation es bastante más agresivo que el de Warbringer. Ahora entramos ya en el terreno del death metal y las voces guturales. Eso sí, todo ello envuelto en una técnica cuidada meticulosamente y ejecutada con maestría y veteranía –hay que tener en cuenta que el grupo se formó en 1990. Los músicos se toman su tiempo haciendo las pruebas de sonido. Parece que no les acaba de gustar como suenan sus instrumentos. Quizás son demasiado quisquillosos para ser intérpretes de metal extremo. Al menos está claro que forman un conjunto bastante pintoresco, que incluye a dos negros rastafaris, uno de ellos con gafas. El cantante, Doug Cerrito, está rapado y lleva una camiseta sin mangas y pantalones anchos. Realiza las pruebas de sonido de los micros de forma muy deathmetalera: “check, check, one, two, one two, ggggggggggggggggwwwwwwwwwwwwwaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrggggghhhhh (gruñido gutural furioso)”. Cuando empiezan a tocar es evidente que el vocalista sabe emplear su carisma. Mueve la cabeza y las manos al frenético compás de la batería, mientras saca la lengua en muestra de gamberrismo. El público responde con considerables pogos en cada canción que va sonando. “This song is about killing people”, (en inglés hace más gracia) dice Cerrito en un momento de la actuación. “Es algo que todos queremos hacer, especialmente en un lunes”. Cuánta razón tienes, amigo. Todo esto me lleva a pensar que éste no es un concierto a priori demasiado apto para mujeres. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que, pese a que, como es obvio, predominan los hombres, la presencia femenina es considerable. Poco después, la presión de unos pechos de considerable magnitud en mi espalda confirman mi suposición.


Acaba la actuación de Suffocation con los ánimos muy caldeados. Realmente han dejado el listón alto. Ahora sólo queda el plato fuerte de la noche. Son las 22.45. Me acerco al escenario y consigo situarme en la segunda fila. Delante de mí, varios fans con camisetas de Napalm Death, una chica con su novio y un tío con una camiseta de Pink Floyd. En primera fila. Con una camiseta del grupo setentero de rock psicodélico Pink Floyd. En la primera fila de un concierto de Napalm Death. Me pregunto si alguien le ha engañado o si su intención era vacilar. Supongo que la respuesta correcta es la segunda opción. Hay que tener en cuenta que el grindcore tiene seguidores de estilos de música bastante diversos. Napalm Death puede atraer a roqueros y a alternativos de todos los tipos. Media hora de espera y pruebas de sonido. Esta vez las realizan gente del staff del grupo, no sus propios miembros. Cuando por fin la banda sale al escenario y empieza a tocar, queda claro que su misión no es otra que arrasar con su mastodóntico poderío musical. El grupo abre con Skin Fast, Let Go, de su último disco, Smear Campaign, del que interpretan unas cuantas canciones en la primera parte del concierto. “Este disco habla de la religión, que es la mayor gilipollez y comida de tarro de la historia, y está dirigido a los librepensadores como vosotros”, proclama Barney Greenway, el cantante y líder. El público vocea satisfecho. Más tarde, el grupo toca casi todas las canciones de su primer disco, Scum, de un tirón. Es comprensible, pues la mayoría de ellas duran poco más de un minuto. Incluso interpretan la clásica You Suffer, récord guiness por durar menos de un segundo. Otro punto interesante es cuando tocan su propia versión del clásico Nazi Punks Fuck Off del grupo de hardcore punk Dead Kennedys. Brutal. En conjunto, todo el concierto, que dura aproximadamente hora y media, se basa en violencia, ruido, potencia, velocidad y éxtasis. Mucho pogo y mucha entrega tanto del público como de la banda, especialmente de su líder, que al final del recital se queda en el escenario dando la mano a todos los afortunados, uno por uno, que nos encontramos en las primeras filas. Todo indica a que el futuro aún no está escrito para esta veterana banda de 27 años de trayectoria. 27 años muy bien llevados.

miércoles, 30 de abril de 2008

Humo y sujetadores


El pasado jueves 24 de abril, el supergrupo de sludge/doom/stoner/heavy metal Down visitó España por primera vez desde su creación en 1991, con un concierto frenético en la sala Apolo de Barcelona. El cantante Philip Anselmo, el bajista Rex Brown (ambos ex-miembros de la célebre banda de groove metal Pantera), los guitarristas Pepper Keenan (vocalista y guitarrista de Corrossion of Conformity) y Kirk Windstein (líder de Crowbar), y el baterista Jimmy Bower (también miembro de Crowbar), pasaron por la capital catalana para descargar decibelios y buen humor. Curiosamente, a petición del grupo, no hubo teloneros. En vez de eso, se ofreció a los asistentes un documental de una hora sobre una gira europea de la banda en 2006. Básicamente se trataba de un montaje bastante simple que incluía grabaciones domésticas del grupo entre bastidores combinadas con vídeos de distintos grupos musicales que han tenido influencia en el sonido de Down, entre ellos Black Sabbath, Deep Purple, Scorpions, AC/DC y Ted Nugent. Bastante aburrido, sobre todo por la excesiva duración de los clips de otros artistas comparada con el material documental propiamente dicho. Aun así, el film recoge algún momento divertido, como el de la fiesta nocturna que se monta el grupo junto al guitar god Zakk Wylde (líder de Black Label Society y guitarrista de Ozzy Osbourne) en un hotel, que acaba con el lanzamiento indiscriminado de objetos pesados por el balcón de la habitación. La película acabó con un clímax de imágenes y música del grupo que, a juego con la centelleante iluminación de la sala y mientras se iba retirando automáticamente la pantalla sobre la que discurría la proyección, acabó fundida con el ruido de guitarras eléctricas en directo. Entonces empezó lo bueno.




Empezó a sonar The Path, contundente canción del último álbum del grupo, Over the Under (2007). El público, fiel y con ganas de corear cada palabra que salía de la boca de Phil Anselmo, entró en un momentáneo éxtasis cuando la banda se posicionó en el escenario. Éste se vio apagado pasado poco más de un minuto, momento en que la voz de Anselmo se dejó de oír, pese que sus labios seguían movíendose, y la banda dejó de tocar. "De ninguna manera vamos a empezar el concierto con un micro roto", declaró el vocalista con simpáticos aspavientos. Le dieron otro micrófono y el grupo reanudó la canción. La elegancia y el temple con que Anselmo solucionó la situación fue una clara muestra de su carácter seguro y fuerte. No perdió la calma, no se enfadó y después continuó cantando como si no hubiera pasado nada. Excelente actitud, mejor sonido: el repertorio se basó en gran parte en el primer álbum del grupo, Nola (1995), del cual interpretaron temas como Hail the Leaf, Lifer, Losing All o Eyes From the South. Pura tralla que sonaba a gloria para los fans del heavy metal que abarrotaban Apolo. Blues metal, metal sureño, interpretado con la maestría del veterano. Del último disco, además del tema ya mencionado, el grupo tocó Beneath the Tides, Three Suns and One Star, NOD y el single On March The Saints. Entre canciones, Anselmo y la banda se dieron tiempo para hablar al público y escuchar sus rugidos y cánticos, y para bromear entre ellos. Anécdotas destacables son el hecho que Anselmo subiera al escenario a una fotógrafa para que sacara una fotografía del grupo con el público de fondo, como recuerdo de la primera actuación de Down en España:




Especialmente cómico fue el momento en que, justo después de acabar una canción, pasó un sujetador, lanzado desde el público, rozando la cara de Anselmo. Éste bromeó un rato con el sujetador en la mano, pero pocos segundos cayó otro sujetador, también del público, que inició una lluvia de sujetadores (almenos 4 o 5 cayeron en total), acabada por el lanzamiento de unas bragas negras (o tanga, un servidor no lo supo discernir) que acabaron en la cabeza de Kirk Windstein, el guitarrista gordo, calvo y barbudo que ven en la foto, a quien sus compañeros fueron colocando uno a uno los sujetadores que iban cayendo. Todos, pues, acabaron colgando del robusto cuerpo de Windstein, menos uno -blanco- que acabó colocado por encima de la camiseta -negra- del batería Jimmy Bower.



Musicalmente hablando, los puntos álgidos del concierto fueron cuando la banda interpretó los siguientes temas: Swan Song, perfecta canción del disco Nola que, según dijo Philip Anselmo, Down no suele tocar en directo; Temptation Wings y la melódica y pegadiza Stone the Crow (a la que el público se entregó totalmente), dos clásicos, también de Nola; la bluesera Learn From My Mistakes, del disco Down II: A Bustle in your Hedgerow; y la lenta y atmosférica Jail, durante la cual Anselmo indicó al público cuándo dar palmas para acompañarla. Y, para acabar el concierto, Bury Me in Smoke, probablemente el mejor tema de la banda, o almenos uno de los que define más su estilo y lo lleva a su máxima expresión. "Cuando muera, enterradme en humo", cantaba Anselmo en el melódico estribillo, mientras el escenario se llenaba de un humo tan espeso que a penas dejaba que el público viera a la banda. Al final de la canción, otro punto curioso del concierto: saltan al escenario dos miembros -supongo- del staff (equipo) de Down, y les son entregadas las guitarras de Pepper Keenan y Kirk Windstein. El solo final lo interpretó una chica peinada con largas trenzas, que se había adueñado de la guitarra de Windstein, mientras Anselmo la aplaudía primero -pues tocó bastante bien- y le sobaba los pechos después. Finalmente, acabado el show, Anselmo se quedó solo encima del escenario recibiendo la ovación del público de rodillas y haciéndonos una petición: "Contad a la gente lo que habéis visto aquí. Que corra la voz".

Fotos robadas de aquí.

miércoles, 23 de abril de 2008

Blogs culturales


Estos son algunos de los blogs culturales que vale la pena visitar de vez en cuando para nutrirse de las parcelas de cultura que tienen cabida en diversas mentes juveniles:

- Le feu follet: el título promete, y no decepciona. Este es seguramente el blog más visitado y con más actividad -nótese en la importante cantidad de comentarios de cada post- de la asignatura de periodismo cultural. Fotografía, arte, películas... son algunos de los temas sobre los que divaga, con grandilocuencia, enrabasamiento y a veces cripticismo, uno de los mayores snobs que se pueden encontrar sobre la faz de la Tierra. Eso sí, entra en la tipología de snob que ignora casi por completo la música. Una lástima.

- Un triste lupanar: poético título para un blog de inspiraciones literarias, en los sentidos romántico, escatológico y sexual de la palabra. Este cabroncete de tercero de periodismo escribe sobre televisión, literatura, cómics y cine. Contenido misceláneo gestionado con lenguaje irónico, composiciones barrocas y algo de mala leche. 21 posts atestiguan que el autor dedica bastante tiempo a su tarea de blogger. 21 aportaciones, dicho sea de paso, de notable calidad. Una pega: la falta de imágenes en la sobriedad visual imperante.

- De nuevo nunca: mala leche e imágenes grotescas articulan los posts de este espacio en el que básicamente se habla de actualidad y temas polémicos. Las invitaciones al debate son constantes. El lenguaje utilizado es característico por su desenfado y su forma directa de expresar las ideas. Todo ello despierta el interés del lector, incluso si a priori ignora los temas tratados.

- My back pages: nos encontramos ante el blog de un fanático de Bob Dylan. También de Pink Floyd, Nirvana y el rock clásico y pseudoalternativo. El autor de este blog escribe sobre sus pasiones desde su punto de vista particular, pero sin dejar aparte la precisión histórica y aportando datos interesantes para enriquecer e ilustrar la información que proporciona. Blog retro y onanista.

- L'ovella negra: festival de información, opinión y crónicas para metaleros. Todo el contenido de este blog está escrito desde el conocimiento y la afición -o pasión- al estilo musical de las melenas y las guitarras distorsionadas. Escrito en un tono muy periodístico e ilustrado con fotografías diversas. Muy interesante para los amantes de la buena música.

miércoles, 16 de abril de 2008

Vender el producto


Miren esto. Y ahora miren esto y esto otro. Bien. Ahora estarán de acuerdo conmigo en que Risto Mejide es un principiante. Y por mucho que venda, no es original. En absoluto. Su "formato" de presentador cabrón está de moda desde hace unos años. En todo el mundo. Así que Risto no es nada especial. ¿Queda claro?

Gracias.

lunes, 14 de abril de 2008

Pactar con el diablo

Escribo este post a propósito de la nueva película de Martin Scorsese, Shine a Light, documental que acompaña a los Rolling Stones en el escenario durante un concierto en 2006 en el Beacon Theater de Nueva York. De Scorsese se puede decir, además de que ha filmado algunas de las mejores películas de la historia, que es un apasionado de la música (en su filmografía se encuentran otros documentales como El Último Vals y No Direction Home), del rock (algo que se ve reflejado en sus bandas sonoras) y de los Rolling Stones. Por eso no se hace extraño que el director italoamericano se decidiera a filmar a "la mejor banda de rock del mundo" en directo. Y eso es precisa y exactamente lo que se ve en Shine a Light. Un concierto entero, una actuación de pe a pa, que plasma con una tremenda efectividad lo que todos sabemos: que un grupo de cuatro viejos de más de 60 años de edad desprenden más energía que muchas bandas más jóvenes de hoy día (lo cual nos llevaría a la teoría -científicamente probada- de que las estrellas de rock ya no nacen con la testosterona que les caracterizaba hace 30 años). Y es que si alguien duda de la vitalidad de Mick Jagger, Keith Richards, Ronnie Wood y Charlie Watts, éste documental le va a abrir los ojos de forma definitiva. El tópico de que el cuarteto tiene un pacto con el diablo se vuelve razonable tras contemplar el constante bailoteo de Jagger, que se muestra hiperactivo durante todo el concierto. De sus compañeros se puede decir lo mismo, aunque no llegan a sus extremos. Shine a Light gustará a los amantes del rock y, por supuesto, a los fans de los Rolling Stones, que verán en la pantalla grande como éstos interpretan temas como Jumping Jack Flash, Start Me Up, Shattered, Some Girls, As Tears go By, Sympathy for the Devil o Satisfaction. Además, son acompañados en tres temas por invitados especiales: Jack White, de los White Stripes, Buddy Guy y, eh, Christina Aguilera. Y poco más contiene Shine a Light a parte del concierto en sí: empieza con un escueto y ligero making off, en que se ve, entre otras cosas, como los Stones llevan loco a Scorsese con la decisión a última hora del setlist; y como desagrada a la banda la idea de llenar los alrededores del escenario de cámaras. Además, durante el concierto se van intercalando imágenes de archivo que muestran entrevistas y apariciones varias en televisión de los miembros del grupo. No es un filme especialmente profundo. Es sólo rock and roll.


miércoles, 2 de abril de 2008

Tres por el precio de una (1a parte)


Hay historias que no pueden contarse en una sola película, ni en dos. 3 es el número mágico cuando se trata de construir relatos que por su magnitud merecen algo más que dos horas de metraje. Cuando un director y una productora deciden rodar una trilogía saben que están expuestos a la posibilidad del éxito tanto como a la del fracaso estrepitoso. Hay que tener en cuenta que normalmente la trilogía es vista como una unidad, y se suele considerar que es buena o mala en su totalidad. Sí que es verdad que dentro de ella suele reconocerse alguna de las partes como mejor o peor que otra, pero generalmente se tiene una perspectiva global de la trilogía como "buena" o "mala". También puede ocurrir que se haga un filme y a partir de él -normalmente motivado por su éxito- se decida hacer una segunda parte, y después, ya que estamos, la tercera. Esto suele ocurrir con un tipo de cine básicamente comercial, o sea, del que se hace para atraer al dinero más que a la inteligencia. Y lo que acaba pasando en estos casos son dos cosas: una, que la trilogía se convierte en una serie indefinida de filmes cada vez más malos e innecessarios; dos, que el título del producto acaba desprestigiándose, pasando de tener buena cosideración después del notable primer filme, a ser sinónimo de mala calidad cinematográfica tras las mediocres secuelas. Hay trilogías que pese a no tener una pésima reputación, no dejan de ser innecesarias. Ejemplo claro de ello es Matrix: coges una película de ciencia ficción original, muy bien hecha, emocionante... y después haces una secuela aburridísima y una tercera parte lamentable. ¿Realmente era necesario?

Pero de lo que me dispongo a hablar aquí no es de filmes malos, sino de las trilogías que de alguna manera me han marcado la infancia y la adolescencia; de las que considero que son las mejores trilogías que se han hecho nunca. Sin más dilación, he aquí mi lista (sin ningún orden en particular):

- Star Wars: la primera trilogía de La Guerra de las Galaxias nos hizo soñar a todos, y cuando digo todos me refiero a 3 o 4 generaciones, con espadas láseres, pistolas de rayos y naves intergalácticas. Su Episodio IV revolucionó el género de la ciencia ficción, y todavía resiste al paso del tiempo pese a lo prehistórico de los medios que se emplearon en ella. El Imperio Contraataca regaló a la humanidad uno de los finales más reveladores que nunca se han rodado, así como una de las grandes frases de la historia del cine. En cuanto a El Retorno del Jedi, pese a que se considera la más floja de las tres, hay que reconocerle grandes méritos. Entre ellos, cerrar -drásticamente, o sea, con muertes varias- diversos hilos argumentales. También muestra unos efectos especiales bastante mejorados y contiene una de las mejores escenas de la trilogía (el duelo final entre Luke y Darth Vader). En resumen, que esta trilogía tiene que gustarte si eres humano, por su originalidad, su argumento, sus personajes, sus luchas, sus efectos especiales, sus mundos... y, por supuesto, por Han Solo.

Yow, yow

- Back to the Future: esta trilogía dice mucho de la cultura juvenil ochentera. Que básicamente puede resumirse con una frase: "That's pretty heavy!" ("¡Qué fuerte!"). Los monopatines, las pintas rockeras pseudo-macarras, el guitarreo vanhaleniano... Lástima que un servidor todavía cagara en pañales por aquellos entonces... Pero dejando todo esto aparte, la trilogía de Regreso al Futuro es un gran ejemplo de puzzle cinematográfico en que pasan muchas cosas en muy poco tiempo. Todo un lío argumental que se resuelve de maravilla, aún haciendo afrontar a los personajes curiosos dilemas (como el hecho de encontrar en el pasado al otro yo que viajó al pasado antes que yo). Todo es muy meticuloso, en cuanto al desarrollo de la acción y, por supuesto, también a la hora de explicar los entresijos técnicos del aparato en cuestión: el Condensador de Fluzo (originalmente "fujo", pero por lo visto a alguien se le coló una letra equivocada y así se quedó -historia supuestamente verídica) es el aparatejo que, con una energía eléctrica de 1,21 Gigawatts, generados por un poco de plutonio robado de unos terroristas libaneses, es capaz de hacer a un viejo De Lorean viajar por la fascinante dimensión del tiempo. Es una idea tan genial que el solo hecho de pensar en ella me hace sentir punzadas de placer en el lóbulo occipital del cerebro. Y si además la mezclo con las sensaciones que me produce Michael J. Fox versionando a Chuck Berry en una fiesta de instituto de los años 50, el éxtasis mental es indescriptible.

"This is an oldie, but, ah... well, it's an oldie where I come from"

lunes, 31 de marzo de 2008

Return of the Champions

Queen, o lo que queda de ellos, volverán a Barcelona tras su última visita en 2005. Será el próximo 22 de octubre en el Palau San Jordi. El guitarrista Brian May y el baterista Roger Taylor tocarán de nuevo junto a Paul Rodgers, ex-cantante de los grupos de rock Bad Company y Free (famosos por el hit clásico All Right Now). Y lo harán de nuevo sin John Deacon, el bajista de Queen, retirado desde 1997, que rechazó la propuesta de sus compañeros cuando se unieron por primera vez para seguir con el grupo sin Freddie Mercury.


El primer tour de esta nueva formación fue bastante criticado por razones obvias: el alma de Queen era Freddie Mercury, por lo que resulta lógico pensar que un grupo sin él no es Queen, por tanto no debería llamarse así. Así que seguramente si hubieran realizado la gira llamándose The Brian May Experience no hubieran sido tan criticados. Está claro que dan una cierta imagen de "vender" el producto a base de un nombre que "no se merecen", por decirlo de alguna manera. Era de esperar, pues, que los críticos se ensañaran con Paul Rogders que, pese a ser un brillante vocalista, no tiene el carisma de Freddie. También se dijo que a May se le había pasado el arroz, que sus solos de guitarra sonaban como sacados de un baúl polvoriento, como pasados de moda, fuera de su época. Sea como sea, un servidor asistirá lealmente al concierto, esperando embriagarse de nostalgia de la mejor forma posible, y coreando todo lo que esté a su abasto. Antes de eso, los fans podremos haber obtenido ya el disco de estudio que han grabado Queen y Rodgers. El CD, que todavía no tiene nombre, saldrá a la venta el próximo septiembre. Será el segundo CD de esta formación, tras el primero, Return of the Champions, CD+DVD en directo de una gira mundial que nos regaló joyas como ésta y ésta.

Pero, ante todo, no te olvidamos.